Pero en ese instante, vibra el móvil y al ver quien era, miro que eras tú, y caigo en la idea de que aunque siempre tenga ganas de escapar de todo lo que va mal, hay cosas que siempre irán bien.
Desaparece mi miedo a afrontar los hechos, se desvanece mi ira, vuelvo a querer ser yo, continuar mi propia historia sin tener que volver a empezar otra, la fuerza antes oculta resurge y me llena, la tristeza se convierte en coraje.
Sigo conduciendo y me reencuentro con ellos. Vuelvo a ser yo, gracias a ellos.
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